martes, mayo 30, 2006

Gracias a la vida...y la mente enscindida.


La vida es bella
es un jardín de rosas
dulce primavera
que llenas mi vida.
Eres el tesoro más preciado
por eso te respeto y te quiero.
(George Portflitt)

¡Qué más bello que el sorprenderse con los detalles simples!
Escuchar la alegre música de unos seres luminosos, que tienen en sus vidas algo que los psiquiatras llaman esquizofrenia, psicosis, severo desorden mental, etc.
Sólo un nombre para denominar una forma de ver la vida diferente a la de nosotros, los "normales". Un nombre que les cambia la vida, que los hace vivir en la discriminación, que los lleva a aislarse de la sociedad y temer a ella.
Hoy viví la experiencia más hermosa desde que comencé a estudiar psicología. Estuve en un hospital psiquiatrico (Carlos Bresky) compartiendo con personas con severos problemas mentales. Pude aprender que quizá no es la psicoterapia lo que llenaría mi vida entera, sino que también el hecho de compartir y ayudar en la rehabilitación de aquellos que no tienen las mismas oportunidades que yo tuve. Aprender de ellos y sentir esa emoción inmensa que hoy me hicieron sentir.
Escucharlos cantar, tocar instrumentos ritmicamente junto a un abnegado joven que les enseña música, como si fueran alumnos de básica, los más queridos, los más importantes.
Me emocioné con sus sonrisas, con su luz, con el espirítu inocente que esconden en sus corazones.
Una lucidez innecesaria para el mundo de hoy.
¿Quién sabe si lo que ellos ven no es mas que un hermoso don de la vida?
Admirable labor la de aquellos que trabajan en el lugar. Yo quisiera hacer lo mismo, si llegara a recibirme. Quiero trabajar con lo que ví. Sentir que mi misión esta en ello.
No volver a sentir que lo que hago no sirve.
Estoy orgullosa de lo que la vida me ha colocado en frente, por la vida hermosa que quiso que descubriera. Y agradecida estaré siempre por la alegría que me irradiaron estos "locos lindos" (como diría el querido Avello).
No es un pecado la esquizofrenia, sino que la grandiosidad del descubrimiento. Ese descubrimiento que yo no conoceré pero si aprenderé.
Una humilde servidora.

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